jueves, 29 de mayo de 2008

EL PARQUE DEL ESTADIO INSULAR

El 25 de diciembre de 1944 en las afueras de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, se inauguró el Estadio Insular. El constructor Alfredo Farray y el arquitecto Fernando Delgado proyectaron un estadio de fácil acceso y con capacidad para 8000 espectadores, suficiente para los aficionados del Marino Club de Fútbol, uno de los equipos que 5 años más tarde se fusionarían para crear la Unión Deportiva Las Palmas.

La Unión Deportiva una vez asentado como principal equipo de Gran Canaria se adueñó del estadio, a pesar de que por entonces el cabildo ya lo había comprado, convirtiéndolo en propiedad del estado. La creciente afición de los isleños por el equipo llevó al cabildo a hacer una nueva obra en el estadio para aumentar su capacidad hasta 22.000 espectadores.

Sin duda con los años el Estadio, como todos los canariones lo conocemos, se convirtió en uno de los edificios de referencia en la ciudad, tanto por su importancia sentimental, como por la nueva situación dentro de la misma en la que le dejó el gran crecimiento demográfico posterior. Pocos años tardaron los edificios de viviendas y los comercios en rodear completamente el nuevo campo de la Unión Deportiva Las Palmas, dejándolo atrapado en el núcleo urbano, entre el barrio de Ciudad Jardín, barrio de la clase alta por excelencia, y la calle Mesa y López, una de las más importantes zonas comerciales de las isla.

La nueva situación del estadio dentro de la ciudad sumada al ascenso a primera división del equipo, creaba un gran ambiente futbolístico los sábados o domingos de partido. Miles de aficionados vestidos de amarillo se dirigían hacia la zona cantando y ondeando banderas y bufandas. Los aledaños del campo se convertían en una enorme zona peatonal repleta de puestos donde se vendía exclusivamente pipas, calamar seco y productos, casi siempre no oficiales, de la Unión Deportiva.

El nuevo estadio contaba con pistas de atletismo y sus instalaciones eran mucho más modernas que el anterior, pero nunca ha conseguido que el público canario tenga los mismos sentimientos hacia él que hacia el Estadio Insular. Esto a pesar del gran desembolso económico que supuso para la isla, (de los 18 millones de euros que se estimaron en un principio, se pasó a más de 70 al finalizar las obras, aunque aún hoy está inacabado) y de que hace ya 5 años de su inauguración.

El Estadio de Gran Canaria se inauguró en el año 2003, en un momento en el que la Unión Deportiva Las Palmas pasaba por sus peores momentos, tanto deportiva como económicamente, lo que supuso que la afluencia de público fuese baja, lo que no ayudó al equipo a superar la mala racha.

La gran pregunta que puede sacarse de todo esto, es que ha de hacerse ahora con el viejo estadio insular. Se plantean varias hipótesis, dejarlo para conciertos exhibiciones y otras actividades culturales, conservarlo para determinados partidos importantes (partidos de la selección, encuentros benéficos, etc.), derribarlo para crear una importante zona verde o venderlo a una constructora para la creación de edificios de viviendas.

Actualmente el terreno donde está el Estadio Insular está calificado como zona verde, así que la hipótesis más lógica es la de derribarlo para crear un espacio verde. En una ciudad donde apenas existen, podría ser un objetivo loable por parte del cabildo, crear un gran parque que oxigenase el núcleo urbano en contraste con tantos edificios. El problema es que en el año 2000 el edifico fue incorporado al catalogo arquitectónico municipal de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, por lo que su demolición tendría que ir precedida por una sentencia de la sala de lo contencioso del tribunal superior de justicia de Canarias.

En el año 2005 ya se intentó presentar un proyecto para convertir el estadio en un parque, pero para ello era necesario derribar tres de sus fachadas. Este proyecto fue prohibido por el tribunal superior de justicia de Canarias en una sentencia de la sala de lo contencioso, por lo que hubo de pararse el proyecto. La única opción que quedo en ese momento fue seguir con la creación del parque, pero sin tirar las fachadas, aunque esto implicaba que sería un recinto cerrado, lo que no ayudaría a la descongestión de la ciudad. De hecho la idea de un parque amurallado no satisfizo a nadie, por lo que no se llevó a cabo.

Tras tantos problemas muchas voces se alzaron pidiendo la recalificación del terreno. La céntrica situación del terreno de 20.194 metros cuadrados lo convertía sin duda en un botín muy jugoso para la constructora que consiguiese los derechos de construcción. Esta opción no parecía disgustar tampoco al cabildo y al ayuntamiento, pues los ingresos recaudados de la venta del terreno serían altos, pero nuevamente se encontraron con la oposición del tribunal de justicia, esta vez totalmente respaldado por la opinión ciudadana.

A la avalancha de peticiones se sumó la de la Unión Deportiva Las palmas, que pedía al ayuntamiento al menos una parte de la propiedad del estadio, alegando haberlo convertido en el símbolo que hoy en día es y haberse ocupado de sus mantenimiento durante 50 años. Además la venta del mismo resolvería el gran problema económico del club, con una deuda superior a 12.000 euros, muy difícil de superar para un equipo de segunda división B.

A la ilegalidad en la que se incurriría si se llevasen a cabo estos proyectos, hay que sumarle su dificultad. El derribo de las altas fachadas separadas solo por una calle de los edificios de viviendas sería complicado y caro.

Mientras no se pueda llevar a cabo ningún tipo de obra al menos se podrían utilizar las instalaciones del Estadio Insular para conciertos exhibiciones u otras actividades culturales. De esta manera al menos los gastos de mantenimiento no irían a fondo perdido. Parece ser que tanto el cabildo de Gran Canaria como el ayuntamiento de Las palmas prefieren que estos acontecimientos se realicen en el nuevo Estadio de Gran Canaria, a pesar de las quejas por parte de la unión deportiva por el mal estado en el que queda el césped tras colocar escenarios y el resto del montaje que estas actividades necesitan.

Teniendo en cuenta que ambos estadios pertenecen al cabildo, este debe ser quién decida que puede y que no puede hacerse en ellos y siempre se ha decantado por el Estadio de Gran Canaria, probablemente como estrategia para que los canariones sientan al nuevo estadio como el nuevo símbolo deportivo de la isla.

Esta situación ha llevado al campo donde la Unión Deportiva Las Palmas vivió sus momentos más gloriosos, ha ser conocido en toda España y algunos países de América latina, por ser uno de los lugares preferidos de “Batu the Dog”, un estrambótico personaje, carne de reality show, con mas de un millón y medio de visitas en sus videos de la página web www.youtube.com. En algunos de sus videos “el Batu” aparece en una de las escaleras del estadio amenazando a su gran enemigo de la red, el valenciano “John Cobra”. El pintoresco personaje no hace más que recordar la situación de abandono en la que se encuentra el estadio.

El Estadio Insular se encuentra a día de hoy inutilizado, ocupando más de 20.000 metros cuadrados de terreno calificado como zona verde. La descongestión de la ciudad es importante, la conservación del patrimonio con importancia histórica también, así como el saneamiento de las arcas estatales. Un problema con difícil solución.

Tira Cómica

“El gran valor social de unas instalaciones deportivas en desuso, es lo que nos imposibilita poder disfrutar de un espacio verde”

Un terreno de 20.194 metros cuadrados que deberían ser una zona verde en el centro de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, esta ahora mismo inutilizado. Hablamos del espacio que ocupa el Estadio Insular, antiguo campo de la Unión deportiva Las Palmas y propiedad del Cabildo, que lleva cerrado desde que en el año 2003 el equipo insular se trasladase al Estadio de Gran Canaria.

El edificio entró a formar parte del patrimonio histórico de la ciudad en el año 2001, antes de que se supiese que la Unión deportiva se iba a trasladar al nuevo estadio. Esta nueva condición, otorgada por su valor social, por lo que representa este campo para los canarios, impide la demolición del estadio y de cualquiera de sus fachadas.

El gran valor social de unas instalaciones deportivas en desuso, es lo que nos imposibilita poder disfrutar de un espacio verde, que descongestionaría el núcleo urbano de la ciudad. Por tanto, parece ser, que hay quien piensa que los canarios preferimos tener las altas fachadas del viejo estadio para observarlas desde fuera, que un parque que podríamos disfrutar todos.

Esto es lo que parecen haber decidido conjuntamente los políticos y el Tribunal Superior de Justicia de Canarias, incapaces de llegar a un acuerdo lógico. Es curioso como de repente los políticos de la oposición se vuelven unos sentimentales y denuncian cualquier tipo de obra en el Estadio Insular por su gran valor social.

Dos gobiernos diferentes ha habido ya desde que el Insular se encuentra en esta situación de abandono. Ambos han creado su propio proyecto para la utilización del terreno, encontrándose siempre encontrándose siempre con pegas por parte del Colegio de Arquitectos, del Tribunal de Justicia y por supuesto de la oposición. Como siempre los afectados somos los ciudadanos que no podemos disfrutar ni del estadio ni del parque.

El actual estado del Estadio, no hace más que emborronar nuestros recuerdos de los grandes momentos que ha vivido el deporte canario en su interior. Respetaría más la memoria de la gente, crear un proyecto en el que se respetase el valor histórico del edificio, a la vez que se le pudiese dar un uso cívico al terreno. Para ello sería necesario tirar alguna de sus fachadas, sin duda, pero parte de ellas podría quedar en pie, incluso habilitar la grada curva para hacer conciertos, como pretende el nuevo plan del ayuntamiento, me parece positivo. De esta manera se respetaría la memoria de uno de los edificios más emblemáticos de Las Palmas y mejoraríamos la ciudad, creando un espacio abierto que la oxigenase.

Ya es hora de que los políticos se pongan de acuerdo para beneficiar a los ciudadanos a los que se deben. No necesitamos que dentro de 20 años, cuando ya nadie se acuerde del problema, se construyan cinco edificios en donde está el Estadio insular. El terreno y las instalaciones de son propiedad del cabildo, o sea públicos y todos deberíamos decidir que hacer con ellos. La ciudad necesita una zona verde y la queremos cuanto antes.

“Las Palmas ha tenido equipos buenísimos hechos con jugadores canarios, que decían en la península que hacían el fútbol más bonito de España"

Juan Jesús Santana Saavedra nació en 1939 y empezó a ir a ver el fútbol en el estadio insular cuando era un niño, acompañado de su padre. Aún recuerda cuando iban al que llamaban “estadio del Marino” a ver los partidos del Marino contra el Victoria. Cuando la Unión Deportiva Las Palmas empezó a jugar en el insular se hizo socio y siguió siéndolo durante 40 años sin interrupción.

¿Ha cambiado mucho el Estadio Insular desde la Primera vez que usted fue?

Pues la verdad es que si, al principio era mucho mas chico, no cabía tanta gente como ahora. Me acuerdo que en los primeros partidos a los que fui el estadio todavía era de tierra y eso que eran partidos importantes, iba mucha gente a ver al Marino. Está claro que hace muchos años de eso ya, todavía los marcadores los cambiaban a mano, no aquí, en todos los estadios. Las gradas eran diferentes también, cada uno se sentaba donde podía, eran de cemento no sillas de plástico como ahora. Tampoco importaba por que al final acabábamos todos de pie siempre. Bueno y claro al principio tampoco estaba pintado de azul y amarillo porque la Unión Deportiva ni se había creado todavía

Supongo que los alrededores serían también diferentes.

Claro, todo lo que son ahora los chalés de Paseo de Chil, detrás de la grada curva, eran arenales. La gente se subía a la parte de arriba para ver los partidos, aunque la portería más cercana no podía verse el resto se veía bastante bien. Había muchas menos casas en los alrededores del estadio, no era como ahora que está rodeado de edificios más altos que el estadio, antes cuando ibas a ver un partido siempre sorprendía lo alta que era la fachada (…).

¿Cuándo se creó la Unión Deportiva Las Palmas siguió yendo a los partidos?

Sí, Las Palmas se creó porque se unieron los equipos más importantes de la ciudad, entre ellos el Marino que era el que jugaba en el Estadio Insular y era el que más me gustaba a mí. Eso hizo que fuese un equipo con muchos seguidores, todos los que vivíamos en la isla queríamos ir a ver los partidos.

¿Por eso tuvo que ampliarse el estadio?

Supongo que si, mucha gente quería ir a ver los partidos, pero el campo no era muy grande, así que el cabildo lo compró y lo amplió.

Siguiendo con su afición a la Unión Deportiva, ¿usted estuvo abonado durante muchos años?

Durante 40 años más o menos, pero antes de abonarme ya iba a casi todos los partidos, de hecho me acuerdo todavía del partido en el que subimos a primera división por primera vez, aunque era muy pequeño, tendría 10 o 12 años. Me decidí a abonarme cuando empecé a trabajar en correos, de todas maneras los abonos no eran como ahora. Los trabajadores del estadio conocían a mi padre y por asociación a mí, porque habíamos ido siempre, desde la época del Marino. Cuando la Unión Deportiva empezó a ser uno de los equipos puntales de España y plantábamos cara al Barcelona y al Madrid todo ese trato personal se perdió. El campo se llenaba siempre y yo tuve que ir a principio de temporada a pagar mi abono como todo quisqui. (Risas)

Habrá visto de todo en el estadio.

La verdad es que si algo puede decirse del estadio insular es que ha pasado de todo. Hemos vivido momentos buenos y momento malos, pero bueno uno siempre prefiere quedarse con los buenos. Por aquí han pasado Cruyff, Beckenbauer, Zidane y han perdido (risas). Las Palmas ha tenido equipos buenísimos hechos con jugadores canarios, que decían en la península que hacían el fútbol más bonito de España caminado y han jugado la UEFA y la final de la copa del rey, pero también ha habido equipos malos y hemos bajado a segunda B y luego vuelto a ascender.

¿Ahora ya no va a ver al equipo?

Si voy, ya no como antes porque el estadio nuevo está más lejos y tengo que coger la guagua, pero me sigue gustando ir claro. De hecho ahora a veces voy con mi hijo que también es aficionado, si no lo veo por la tele. La verdad de todas maneras es que ver a Las Palmas ahora mismo tampoco es un espectáculo demasiado bueno.

¿Qué le parece el Estadio de Gran Canaria?

Está muy bien, se nota que es mucho más moderno y más grande también, lo que pasa es que todavía no lo han terminado, y no se sabe cuando acabarán porque las obras parece que están siempre igual, no avanzan. (…). Pero bueno para la ciudad es bueno, el otro estadio está demasiado metido en el centro y los domingos había quien circulase en coche por Las Palmas, este al estar más alejado no crea tantos problemas. A los que les da igual el fútbol lo agradecerán.

Dicen que el calor de la afición no se nota igual.

¿El calor de que afición? ¡Si nunca hay nadie! (risas). Es normal de todas maneras, el equipo no juega bien y estamos en segunda. Si que es verdad que dicen que las pistas de atletismo no dejan que se cree el mismo ambiente y que es difícil que se llene un estadio tan grande, pero siempre hay gente que se empeña en decir que lo nuevo es peor, que si la afición que si el viento afecta mucho. A mí no me parece un mal estadio, ya es hora de que lo acaben y ha costado demasiado dinero público, pero el estadio en si no es malo.

¿Qué le parecen los proyectos que hay para el Estadio Insular?

Me da un poco de pena, por lo que hemos pasado muchos ahí, pero está claro que tampoco se puede quedar ocupando un terreno tan grande en medio de la ciudad si no sirve para nada. Algo tendrán que hacer.

En su opinión ¿que es lo que se debería hacer con él?

Pues si es una zona verde que hagan un parque como el que hay en la rehoyas. Algo que podamos disfrutar todos con sitios para que jueguen los niños, con árboles y bancos.

Pero el tribunal superior de justicia de canarias no deja que se tiren las fachadas porque están protegidas y un parque amurallado…

Ya, al final venderán el terreno a alguna constructora para que haga 5 edificios. Si es un edificio considerado patrimonio histórico, que dejen la fachada principal de pie como recuerdo, que dejen una portería si quieren. Lo que no puede ser es que el estadio lleve 5 años sin abrir las puertas en una de los terrenos de zona verde más grandes de la ciudad.

Muchas gracias.

De nada.

Los proyectos para utilizar el terreno que ocupa el Estadio Insular paralizados

El Estadio Insular, en mitad de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, actualmente no tiene ningún uso, pero por ser patrimonio histórico de la ciudad sus fachadas no pueden ser derribadas. Esto supone que todos los proyectos que existen para la utilización del terreno que ocupa, son ahora mismo inviables.

En el año 2003 la Unión Deportiva Las Palmas dejó de jugar sus partidos como local en el Estadio Insular, propiedad del Cabildo de Gran Canaria, para trasladarse al Estadio de Gran Canaria, construido por el mismo organismo oficial. Desde entonces sus puertas están cerradas, no sólo para partidos de fútbol, también para conciertos y cualquier otro tipo de acontecimientos de interés público. Aún así sigue existiendo un mantenimiento del estadio, con el consiguiente gasto de dinero público.

El terreno donde se encuentran las mencionadas instalaciones deportivas, de más de 20.000 metros cuadrados, está especificado como una zona verde. Esto supone que si en algún momento el cabildo obtuviese el permiso necesario para tirar alguna de las fachadas del estadio, solo podría utilizar el terreno para construir un parque o algún otro espacio con las características necesarias para cumplir los requisitos típicos de estas zonas.

Durante la presidencia del PP en el Cabildo de Gran Canaria se proyectó una obra que incluía el derribo de tres de las fachadas para la construcción de un parque. El proyecto hubo de pararse cuando la segunda sala de lo contencioso del Tribunal Superior de Justicia de Canarias en una sentencia, anuló la desprotección del edificio pretendida por la presidencia del cabildo y necesaria para la demolición de cualquiera de sus partes.

El ex-presidente del cabildo José Manuel Soria, mantuvo que sin la demolición de las fachadas la construcción del parque no tendría sentido, ya que “ni sería libre, ni tampoco abierto, sino un parque amurallado con el que no se descongestionaría la zona” tal como decía el propio político tras conocer la sentencia. Además defendió que la protección de las tres fachadas no se debía a su valor arquitectónico, si no al social.

El actual ayuntamiento de Las palmas de Gran Canaria ha presentado un nuevo proyecto para la construcción de un parque con el que se conservarían dos de las fachadas, habilitando una de ellas para la realización de conciertos. Esta idea tiene el respaldo de los colectivos vecinales de los barrios más cercanos, pero ha de esperar pues los recursos presentados contra el plan del anterior gobierno impiden el comienzo de cualquier tipo de estudio a detalle hasta que no aparezca una resolución final. El delegado de urbanismo del gobierno ya ha pedido al ex presidente del gobierno de canarias, Lorenzo Olarte y al Colegio de Arquitectos de Canarias que renuncien al pleito para poder así acelerar los tramites.